Los tesoros enterrados en islas remotas existen. A sus
13 años, Luca Malaschnichenko lo ha podido ver con sus propios ojos y comprobar
con sus propias manos. El adolescente y un aficionado a la arqueología han dado
con el hallazgo de su vida, un tesoro de monedas de plata, perlas, collares,
broches y hasta
un martillo de Thor, de finales del siglo X. Ha ocurrido en Rügen,
una isla del norte de Alemania, bañada por el mar Báltico, según confirma a
este diario Detlef Jantzen, el arqueólogo jefe del Land de
Mecklemburgo-Pomerania Occidental.
Semejante hallazgo sucedió en enero, en un terreno
agrícola, cerca de la aldea de Schaprode y ahora sale a la luz. Luca, el joven
estudiante dio con el botín cuando rastreaba con un detector de metales junto a
René Schön, un voluntario de un programa de arqueología local. El detector
indicó que allí había algo. Lograron sacar unos fragmentos de monedas de la
tierra y en seguida intuyeron que aquello no era chatarra. Habían dado con la
mayor colección de monedas de la época del rey Harald Blåtand, alias Bluetooth
(diente azul), de la orilla sur del Báltico. “Es un tesoro excepcional”, explica
por teléfono el arqueólogo Jantzen. “Es la primera vez que damos con un
hallazgo de esa época tan grande y de tanta calidad en el sur del Báltico”.
Jantzen y su equipo enseguida comprendieron que había que planear una
excavación. Desde entonces, han pasado casi tres meses en los que ha habido que
esperar a que el tiempo mejorara, a reunir a un equipo suficiente de
voluntarios para excavar y a regularizar los permisos con el dueño del terreno
agrícola donde se encontró el tesoro. “Hemos tenido que mantener los planes en
secreto durante todo este tiempo para evitar que vinieran los ladrones”,
explica Jantzen.
Por fin, este fin de semana pasado excavaron el botín y desenterraron 600
piezas de plata entre las que se encuentra un centenar de monedas acuñadas por
el rey Harald, el vikingo que se convirtió al cristianismo y lo introdujo en
Dinamarca, donde reinó más de 30 años hasta finales del siglo X.
Los arqueólogos tienen la certeza de que se trata de un tesoro de Harald
Bluetooth por las inscripciones de las monedas y porque la fecha coincide con
la huida del rey a Mecklemburgo-Pomerania, tras perder una batalla contra su
hijo. Se cree que el rey vikingo enterró este y otros tesoros en su huida. Ya
en 1873, en la cercana isla de Hiddensee, también en el Báltico, fue
descubierto un gran lote de objetos de oro, pertenecientes también a la familia
Harald.
La finura de los labrados de las joyas encontradas lleva a concluir a los
arqueólogos que se trata de un trabajo propio de orfebres de la corte. “La
gente que era capaz de hacer esos trabajos tan finos normalmente estaban
situados en el entorno del rey”, explica el jefe de los arqueólogos locales. En
el lote hay también una joya del año 714. Se trata de un dírham de Damasco
convertido en joya. Ahora, arranca la fase de investigación de las piezas, que
Jantzen aún no sabe dónde acabarán expuestas. “Nos gustaría exhibirlas en el
museo arqueológico que vamos a construir en el land, aunque aún tardará 10
años”, explica.
El rey Harald murió en el año 986 dejando un tesoro
enterrado, un legado muy particular que ha llegado hasta nuestros días: la
tecnología Bluetooth, bautizada así en su honor.